Mohamed VI continúa gobernando Marruecos con mano de hierro al igual que su padre Hassan IILos medios de comunicación occidentales hablan constantemente de supuestas violaciones de derechos humanos cometidas en países como China o Iran, entre muchos otros, pero lo cierto es que no tenemos que irnos muy lejos de la Europa democrática y occidental para conocer de primera mano casos de graves violaciones de los derechos humanos más básicos.
Marruecos es un país norteafricano que se encuentra tan sólo a catorce kilómetros de España y que debido a sus buenas relaciones que tiene tanto con los Estados Unidos como con la Unión Europea no es objeto de críticas en los medios de comunicación hacia su despótico régimen. Muchos de nosotros habremos tenido en alguna ocasión algún amigo o conocido que habrá visitado nuestro vecino del sur y alguna que otra vez habremos oído que Marruecos es un Estado democrático gracias a las supuestas reformas del rey Mohamed VI, hijo de Hassan II, quien no dudó en acallar toda disidencia política por medio de la tortura y de las detenciones arbitrarias.
Bien es cierto que el reino alauita, en comparación con otros países árabes como Arabia Saudita, posee algunos rasgos que hacen de éste un país más avanzado en ciertos aspectos (por ejemplo, en Marruecos es totalmente normal ver a una mujer conduciendo un automóvil o ejerciendo la profesión de taxista, mientras que en Arabia Saudita la mujer tiene totalmente prohibido conducir), pero en la actualidad las autoridades marroquíes están practicando una represión política tan desproporcionada que resulta difícil mantener la tesis de que Marruecos es un auténtico Estado democrático de Derecho.
A causa del silencio cómplice que guardan los medios de comunicación españoles resulta imposible conocer la realidad sociopolítica marroquí, pero a continuación citaremos una serie de hechos que debido a su magnitud se han podido conocer fuera de Marruecos y que en raras ocasiones han ocupado los titulares de las noticias, como el caso de la cadena de televisión qatarí Al Yasira. Durante este último año Marruecos ha sido sacudido por una ola de revueltas urbanas y campesinas en protesta por la carestía de la vida que en todo caso han sido respondidas por Rabat por medio de una feroz represión policial. El caso más famoso es el de la ciudad de Sidi Ifni, en donde una pacífica manifestación de protesta por el creciente paro se convirtió en una auténtica insurrección a causa de la exagerada respuesta policial, lo cual finalmente se saldó con una multitud de heridos y de detenidos. Este fue el caso de Brahim Bara (integrante de Attac) y de Malika Jabbar (perteneciente a la Organización Marroquí de Derechos Humanos), quienes fueron detenidos durante las protestas. Algunas fuentes hablan incluso de muertes así como de violaciones de mujeres por parte de las fuerzas policiales.
Resulta vergonzoso que los medios de comunicación españoles hayan silenciado tan graves hechos dada la proximidad geográfica y dado que Sidi Ifni fue además una colonia española.
Otro grave suceso que muestra la violación de los derechos humanos en nuestro país vecino es el de la detención de la joven universitaria Zahra Boudkour, quien además ha sido además golpeada, torturada y obligada a permanecer desnuda durante largos días mientras tenía sus menstruaciones delante de sus otros diecisiete compañeros detenidos. Todos ellos decidieron iniciar una huelga de hambre el pasado 11 de junio con el objetivo de poder obtener unas condiciones de vida más dignas en la prisión de Boulamharez. Actualmente la vida de Zahra corre peligro dado que se encuentra en coma, así como varios de sus compañeros, algunos de los cuales han perdido la vista, vomitan sangre o caminan a cuatro patas. También estamos obligados a citar el caso del joven Abdelkebir El Bahi, quien fue arrojado por la policía desde un tercer piso y que actualmente ha quedado incapacitado de por vida a causa de una fractura de la columna vertebral. En la actualidad cualquier gesto de solidaridad con los dieciocho estudiantes se considera un hecho subversivo, por lo que sus familiares han llegado a ser agredidos por la policía.
Todo esto por el mero hecho de organizar y de participar en una protesta estudiantil que denunciaba las precarias condiciones que sufrían en la Universidad de Marrakech.
Está claro que si Marruecos tuviese un régimen político que se opusiese a las injerencias de los Estados Unidos los graves crímenes de sus gobernantes ocuparían la primera plana de todos los informativos y diarios del mundo civilizado…
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