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Marruecos, una bomba de relojería

Publicado por Marruecos Hoy martes, 26 de febrero de 2008

En la clase obrera marroquí el pueblo saharaui debe buscar a su mejor aliado

J.J. Català

Poco después de que Marruecos consiguiera la independencia el berebere El Haj Omar cantaba: "Seguimos teniendo el cuchillo en la garganta, el acero es el mismo que en tiempos del protectorado, sólo ha cambiado el mango" (extraído del libro de Moumen Diouri ¿A quién pertenece Marruecos?).

Y si esta verdad era evidente a primeros de los años sesenta, cuando Hassan II sube al trono, ahora se está expresando de la forma más escalofriante y despiadada contra el pueblo marroquí y el pueblo saharaui.

Hassan II

Cuando en 1961 subió al trono Hassan II no se molestó en engañar a nadie, desde los primeros días de su mandato quiso dejar bien claro que no le iba a importar pasar a la historia como el mas sangriento monarca de la historia del Magreb. Así, una de sus primeras decisiones de alcance fue la formación de su propio Servicio de Inteligencia con la ayuda del Mossad israelí con el cual establece una estrecha colaboración aunque su país perteneciera al mundo árabe.

No duda en poner al servicio del imperialismo sus puertos y aeropuertos en la época de la guerra de Oriente Medio para que hagan escala estratégica entre EEUU e Israel.

El Mossad, como agradecimiento, además de ayudarle en todo lo necesario para su Servicio de Inteligencia, colabora en el secuestro y asesinato de Ben Barka (famoso dirigente socialista asesinado en París en 1965).

Política de Presas

Por aquella época Marruecos era un país eminentemente campesino con una proporción aceptable de tierra fértil y seca que mantenía a una abundante población agraria, pero el FMI y el Banco Mundial ven con buenos ojos alimentar económicamente a esta dictadura donde las inversiones extranjeras parecen severamente defendidas, no como en muchos países latinoamericanos con sus revoluciones y levantamientos campesinos. La idea es que todos esos cultivos sean vendidos a buen precio en el Mercado Común.

Se inicia así la llamada Política de Presas, que durará de 1964 a 1971. Durante este período, en base a fuertes préstamos, se construyen una serie de presas que convertirán un millón y medio de hectáreas (Ha.) en regadío pero que a su vez dejaran sin agua el doble de esa superficie.

Evidentemente la mayor parte de las Ha. de regadío pasarán a manos de la familia real (se estima en un millón), de algunos militares y de la burguesía marroquí. Para hacerlo todo más camuflado se forman ocasionalmente sociedades estatales que tienen el control de esas tierras.

En sólo siete años Hassan consigue que el 25% de los agricultores tengan el 80% del agua de regadío para un 10% de superficie agrícola quedando el 75% restante de agricultores mal viviendo con el 20% de agua, con unas tierras que se van a ir desecando y que ya no podrán alimentar a casi nadie.

Esto origina mucho campesino pobre que ya no puede vivir con sus tierras desecadas y que solo puede mal vender sus pequeños terrenos para irse a la ciudad.

Ni que decir tiene que estas políticas no son aceptadas pacíficamente por este orgulloso pueblo que ha conseguido resistir durante décadas las invasiones coloniales francesas y españolas y se inician así unas revueltas campesinas, reprimidas brutalmente, que a pesar de todo no podrán evitar ese pillaje. Un ejemplo heroico lo representa Temara, en 1970, donde se levantan 10.000 campesinos expropiados siendo posteriormente reprimidos por el ejército.

La gran emigración

Se inicia lo que será el primer éxodo, sobre todo de jóvenes, a la ciudad y el inicio de la gran emigración a los países europeos. Estos jóvenes a duras penas pueden sobrevivir en los arrabales de las ciudades marroquíes, hacinados en habitaciones sin agua ni luz y con continuos ataques de la policía que no duda incluso en provocar incendios en esos barrios para que se vayan de las ciudades.

En la década de los 70 se calcula que una media de 400.000 marroquíes al año fueron cruzando el estrecho para buscar trabajo en Europa (Francia, Bélgica, España, Italia, etc.).

Los fosfatos y la minería

El otro sustento económico de la monarquía era la minería donde los trabajadores no corren mejor suerte. Los ritmos de trabajo son inhumanos, los mineros carecen de subsidio ni asistencia sanitaria y en algunas minas se está rayando la autentica esclavitud.

En 1968 estalla la que será una histórica huelga minera. Los trabajadores de Khouribga mantienen largo tiempo su lucha a pesar de quedar aislados y ser reprimidos duramente.

Los años siguientes, sobre todo de 1970 al 1973, se caracterizan por importantes levantamientos campesinos y mineros, que en algunas ocasiones coinciden con huelgas de otros sectores, como el textil. Ciudades como Casablanca, Rabat, Fez y otras ya agrupan a un buen número de obreros.

A estas movilizaciones se unen varias huelgas generales del estudiantado, en contra especialmente de la llamada reforma del bachillerato que planea el apartar del sistema educativo a un mayor número de jóvenes.

Pero en esa época también se instalan importantes empresas, con los ojos puestos en la mano de obra barata: Goodyear monta su mayor planta del mundo, Lafargue-Marroc, Interrlane (Guillette)... Éstas y otras muchas empresas, así como las financieras y bancos que las respaldan, reciben por instalarse importantes ayudas por parte del gobierno de Marruecos, tal es el caso del Banco de París y de los Países Bajos, Marroc-Leasing, Manatex, etc. Así, se llega al año 1975, que recoge un movimiento huelguístico sin precedentes. Solamente en empresas o sectores de la producción importantes, en este año, se hacen más de cien huelgas que ponen en jaque la producción industrial del país, incluyendo la producción de fosfatos, del que Marruecos es el primer productor mundial, con unas reservas que representan el 71% del total del globo.

La guerra del Sáhara

Hassan II ha sufrido ya dos intentos de ser derribado por descontento incluso en sectores importantes de su mismo ejército. Las represalias son salvajes: son detenidos decenas de miles de "sospechosos" de cualquier cosa. Analistas muy moderados aceptan como buenas cifras de 4.000 desaparecidos, en poco más de dos años. A pesar de todo la juventud sigue saliendo a la calle y la clase obrera mantiene huelgas contra las inhumanas formas de explotación.

A Hassan II sólo le queda, como a la mayor parte de los dictadores, una salida: huir hacia delante, desencadenando una guerra serviría para quitarse parte del ejercito de encima y provocar una carnicería para la juventud y los trabajadores, que le están poniendo contra la pared. Ésta es la verdadera causa de la Marcha Verde.

Los restos de la dictadura franquista apenas se tienen en pie. España es incapaz de responder a Hassan II al estilo franquista. Pero, "un escorpión siempre muere clavando el aguijón" y sale de sus colonias firmando un Acuerdo Tripartito que de hecho significaba la esclavitud y el sometimiento del pueblo saharaui.

Se inicia así una guerra por la supervivencia del pueblo saharaui contra Marruecos, en la zona ocupada, y en los campamentos próximos a la frontera. En el desierto argelino se debe luchar ferozmente contra el régimen de Hassan II. La RASD y el Frente Polisario lideran una lucha heroica sólo comparable a las luchas de los pueblos palestino o vietnamita contra una ocupación imperialista.

Son largos años de guerra, la clase obrera de la mayoría de los países europeos (España, Francia, etc.) queda impactada por esta lucha y se vuelca en ayudas a ese pueblo oprimido. Por otro lado, el ya resentido ejército marroquí cae en la más absoluta desmoralización al verse utilizados como carne de cañón en esta lucha sin sentido.

Pero todo el mundo no lo está pasando mal, Hassan II, en 1978, sin contar con las propiedades de la familia real, posee 1.400.000 Ha., de las cuales 672.000 son de regadío. Recibe el 33% de los ingresos de las exportaciones de naranjas de todo el país y el 50% de las de fosfatos.

Por otro lado, los aviones, tanques, radares de alta tecnología, y todo tipo de armamento del más moderno, le siguen llegando. USA, Israel, Francia, España, etc. no están dispuestos a perder sus inversiones multimillonarias en dólares y defienden con fiereza al monarca:

Sólo en 1981 Marruecos recibe 108 tanques Chysler por valor de 182 millones de dólares, 6 aviones OV-10 Bronco y 20 aviones Northrop F-52 y F-5.

En el 1982, más de lo mismo: 381 misiles tierra-aire Maverick por valor de 28 millones de dólares y 18 helicópteros AB-206 con patente Augusta-Bell, fabricados en Italia.

Marruecos se está convirtiendo en una de las primeras –sino la primera– potencias militares de África. Cada año hace maniobras conjuntas con USA que afectan sobre todo a las fuerzas de intervención rápida (es la era Reagan).

Una deuda externa de infarto

Los costes de la guerra caen como una pesada losa sobre los trabajadores marroquíes. La deuda externa ya muy alta antes de 1975 por las inversiones hidráulicas y demás, se dispara con la carga de los costes de la guerra. Aunque no se ha podido valorar exactamente, la guerra va costando 1,25 millones de dólares por cada día que transcurre y su coste total podría haber sido de unos 3.600 millones.

Para hacerse una idea de lo que esto supone a la población marroquí, bastará señalar que en 1980 el Gobierno dedicaba el 40% de los presupuestos a Defensa e Interior, en contraste con otros ministerios: 0,6% a Juventud y Deportes, 0,2% a Trabajo, 0,1% a Asuntos Sociales, 0,2% a Cultura y un 5% a Sanidad.

Los precios de los productos de primera necesidad se duplicaban prácticamente cada dos años; por ejemplo, de 1979 a 1981 sube un 86% la harina, 97% el azúcar, 75% el aceite, 100% la leche...

El año 1981 va a ser especialmente duro para los trabajadores. La represión es salvaje, sólo en Casablanca, en una movilización que duró dos días, se habla de más de 100 muertos, 8.000 arrestos y 2.000 encarcelados con penas de tres meses a veinte años.

En 1984 Marruecos es un país salvajemente endeudado, en el que hace falta la mitad del PIB para pagar los intereses anuales de la deuda, en un contexto en el que la clase obrera, sobre todo los jóvenes, llevan ya quince años emigrando. De los 27 millones de habitantes que tiene entonces el país, se calcula que 9,5 millones están viviendo con menos de un dólar al día. Sigue la represión contra las movilizaciones, que ya afectan a todas las ciudades importantes, son cientos de muertos y miles de condenas a años de cárcel. Los periodistas extranjeros son expulsados del país.

Un ejemplo tristemente cínico es que en 1984 la principal fuente de entrada de divisas extranjeras a Marruecos es el dinero que envían estos emigrantes para ayudar a sus familias (unos 2.000.000 de emigrantes estaban enviando por aquel entonces estas ayudas). Por cierto, en el año 2000 sigue siendo esa la principal entrada de divisas.

Las empresas extranjeras siguen invirtiendo ante las ganancias y seguridad que les da el régimen de Hassan II y éste no duda en utilizar el ejercito y su armamento contra su propio pueblo contra las luchas de estudiantes y trabajadores que se vuelven a repetir en este periodo.

Hassan II también recibe ayudas bilaterales de muchos gobiernos: de USA 6.000 millones de dólares, de Francia 60 millones, de RFA 285 millones, Italia 25 millones y España 23 millones.

No importa a ninguno de estos gobiernos el que sigan las movilizaciones y la represión, como ejemplo: en los primeros cuatro meses de 1987 se producen 22 grandes huelgas o de empresas importantes o de sectores importantes que se extendieron a ciudades enteras.

El año 1989 registra mas de cien huelgas importantes, entre ellas llamó especialmente la atención por su dureza la de la mina de Jerada que rápidamente se extendió a los estudiantes y a toda la ciudad que era de unos 60.000 habitantes.

Referéndum o no

En los 90 las Naciones Unidas quieren "buscar una solución democrática al tema" del Sáhara Occidental, plantean un referéndum que queda "olvidado" y no por casualidad, en el cajón de algún burócrata mientras los saharauis apenas pueden sobrevivir en los campos de refugiados y en la zona ocupada son explotados, atormentados y perseguidos con sistemas de represión verdaderamente salvajes.

Al mismo tiempo Marruecos tiene que renegociar su deuda con el FMI y el Banco Mundial no puede pagar ni los intereses de la deuda y la respuesta de los jefes mundiales del capitalismo es sencilla: "¡Vale! pero queremos un mayor control sobre la economía marroquí y que el Gobierno de Marruecos aplique las siguientes medidas:

Devaluación del Dirham.

Supresión del control del Banco Central sobre la moneda.

Congelación salarial.

Supresión de la Caja de Compensación para ayudas a la subida de precios de los productos de primera necesidad.

Facilidades a los capitales extranjeros.

Privatización del sector público.

Aumento de los impuestos directos.

Disminución de impuestos sobre el capital.

Disminución del Presupuesto del Estado y del gasto público.

Disminución de presupuesto para gastos sociales: salud, enseñanza, vivienda, etc.

Y, por eso, hoy, siguen desfilando por decenas las pateras por el estrecho. Según varias encuestas, el 90% de los jóvenes están dispuestos a huir de ese holocausto lento.

Hoy, con 29 millones de habitantes, hay siete millones de parados. Pero el 95% de la población carece de cualquier tipo de asistencia sanitaria ni de subsidio.

Millones de personas se amontonan en los barrios periféricos de Casablanca, Tánger, Rabat, Marrakech y otras poblaciones, durmiendo 8 o 10 por habitación, sin agua ni luz en las viviendas y un creciente hostigamiento policial.

Mas del 60% de la población carece de agua potable y el 87% también de electricidad.

Organizaciones humanitarias privadas vacunan y atienden a los niños y adultos, evidentemente, a los que llegan a tiempo, el índice de mortalidad es muy elevado como en cualquier país africano.

La careta democrática

Hoy la monarquía de Mohammed VI intenta presentar una careta democrática. Parece que quiere cambiar algo pero no desmonta ni un ladrillo de su aparato represivo. Sus policías y su ejército están más preparados que nunca para reprimir a la población, y no hay más que ver los métodos utilizados contra los jóvenes que en la pasada primavera se manifestaban en zona del Sáhara ocupado.

Pretende dar la imagen de querer aliviar el sufrimiento de su pueblo pero ¿qué inversiones ha hecho de su enorme riqueza para sanidad, educación, vivienda o cualquier otra de las necesidades acuciantes de la mayoría del pueblo marroquí? Se estima en estos momentos que la familia real posee una fortuna cercana a los 40.000 millones de dólares. Entre una docena de miembros de la burguesía y de los altos mandos del ejército acumulan una fortuna de más de 13.000 millones de dólares –para hacernos una idea la deuda externa de Marruecos es de 20.000 millones–.

Resulta patético leer las declaraciones del "socialista" Abderrahmán Yusufi, primer ministro del gobierno de Marruecos, defendiendo al monarca y justificando los "pocos cambios" –mejor decir ninguno–, en base a una mafia inmovilista que controla la vida económica y política de Marruecos.

Estos lideres de "izquierda" realmente han sido comprados por el sistema, sin su apoyo descarado la monarquía ya habría pasado a la historia. Sus justificaciones y apoyos son el verdadero sostén del régimen. La represión es un síntoma del miedo del régimen a perder el control, sino ¿porque a la menor crítica prohíben la salida de tres semanarios, que no se les podía acusar precisamente de bolcheviques, como: Le Journal, Assahifa y Demain?

"Nos hemos aburguesado. Nos hemos separado del pueblo. Tenemos que reconquistar los barrios populares" expresaba Yussufi a Le Monde Diplomatique de julio del 2000, mientras se quejaba que los partidos islámicos, algunos de ellos aún ilegales, están aglutinando a la población. Pero, nada dice de por qué la dirección de los socialistas y comunistas está apoyando al régimen en lugar de quitarse de encima esa pesadilla ni porque los dirigentes sindicales han aceptado cuatro migajas de mejoras para garantizar la paz social a este Gobierno.

Señores, ¿qué ha cambiado realmente aparte de las traiciones? ¿En qué ha sido diferente Mohammed VI de Hassan II?

Ni monarquía ni capitalismo

Esta monarquía nació y se forjó con el látigo en la mano. Dice un refrán antiguo que: "el látigo hay que enterrarlo con la mano que lo empuñaba si quieres dormir tranquilo".

La clase obrera marroquí necesita una organización con una dirección revolucionaria que defienda sus derechos hasta el final, no hasta la primera oportunidad de pactar.

Hay enormes riesgos de que, un poco de una forma parecida a Argelia, los enfrentamientos tomen, en un futuro, aspectos de guerra civil, islamismo contra occidentalismo, como si unas costumbres milenarias, con las que se regía la sociedad hace siglos u otras copiadas de los países occidentales europeos deban solucionar los problemas que tiene el pueblo marroquí hoy.

El enfrentamiento debería de ser clase explotada contra clase explotadora y entonces una vez liberados del yugos explotador abrir las posibilidades mas amplias a una sociedad lo mas libre posible donde puedan convivir diferentes creencias y donde los derechos nacionales de cualquier pueblo puedan ser reconocidos libremente. Pero, esto es luchar por un Marruecos obrero y socialista no de Mohammed VI.

Por la revolución socialista en el Magreb

Y en esta lucha la RASD tiene mucho que decir, su enemigo no es el pueblo marroquí, es la monarquía y el capitalismo marroquí esa dictadura que oprime a marroquíes y saharauis.

En la zona ocupada y en los campamentos del desierto argelino el saharaui debe tender la mano al obrero, al joven o al campesino marroquí como hermano de lucha.

La lucha hoy es por un Magreb obrero y socialista que una a esos pueblos de la zona separados artificialmente por el colonialismo del siglo pasado.

No existe ninguna razón histórica para que esos pueblos sigan aislados, quitando los intereses del capitalismo en que sean eternas colonias.

Hoy lo que está marcando el ritmo de la lucha no son los planes del gobierno marroquí sino la fuerza de su movimiento obrero. Es interesante darse cuenta de que, por ejemplo, el gobierno de Mohammed VI lleva varios meses intentando devaluar el dirham para hacer sus exportaciones más competitivas en Europa, receptora del 60% de las ventas marroquíes hacia el exterior, pero no acaban de decidirse a tomar estas medida por las oleadas de movilizaciones que generarían cuando esta devaluación se convirtiera en inflación en los productos de dentro del país (El Periódico, 2/05/01, publicó un extenso artículo sobre este tema).

Ninguna confianza en la ONU. Si Mohammed VI ha dado migajas de "democracia" sólo dará migajas de "autonomía" y encima exigirá que acaten su "constitución" y que se reconozca que es territorio marroquí.

Lo decía bien claro Abrahám Sefarty: "Si se pierde el referéndum sería una catástrofe nacional. Marruecos no abandonaría el Sáhara y la situación sería insostenible frente a la legalidad internacional...", "si se ganara, Argelia no lo aceptaría...", "parece que Francia y USA ya están convencidos ahora de que el referendum no es buena solución..." (ver entrevista en Le Monde Diplomatique nº 57, julio 2000).

En mi opinión se están agrupando todas las fuerzas para que este referéndum jamás se llegue a celebrar, planteando en sustitución la migaja de una autonomía limitada.

Aunque esto llegara a ocurrir la RASD y el Frente Polisario debe hermanar su lucha con los trabajadores marroquíes. Una nueva guerra daría alas y apoyos para recibir más dinero, más armamento y poder masacrar impunemente a su propio pueblo y al saharaui.

Para esto no ha luchado heroicamente el pueblo saharaui durante 25 años. El pueblo saharaui puede y debe ganar esta lucha, pero, su aliado no es la Asamblea de las Naciones Unidas donde los dólares mandan mas que las leyes, su único aliado es la clase obrera internacional en especial la clase obrera marroquí.

Desde estas modestas líneas hemos denunciado cada pacto de primero la dictadura y luego la monarquía española con ese cruel gobierno.

Las bases de las organizaciones obreras españolas siempre se han volcado para ayudar al pueblo saharaui pero han tenido los mismos problemas que en Marruecos con sus direcciones.

Felipe Gonzalez gobernó más de una década sin criticar a Hassan II. Todo lo contrario, le dio ayudas y todo tipo de colaboraciones y era sobradamente conocida la amistad del monarca marroquí con Juan Carlos.

De Aznar ya no hace falta ni hablar.

En cualquier caso, gobierne quien gobierne, no me cabe la menor duda de que la clase obrera española no ha girado la espalda a ese pueblo y en los próximos años tendrá, pienso yo, oportunidad de demostrarlo.


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Última hora

Con posterioridad al momento de escribirse este artículo, dos hechos han confirmado las perspectivas que se apuntan en su texto: la ONU, en boca de su enviado especial y ex secretario de Estado norteamericano, James Baker, ha anunciado que descarta la celebración de un referéndum de autoderterminación para el Sahara; por otro lado, en el mes de mayo se han producido numerosas manifestaciones de protesta contra el régimen, brutalmente reprimidas con el resultado de varios muertos.


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Bibliografía

— Moumen Diouri,
¿A quien pertenece Marruecos? Libros Límite.

— Le Monde Diplomatique, números 57 (julio 2000) y 63 (enero 2001).

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Monumento a la mujer en Marruecos