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En silla de ruedas por acudir a una manifestación estudiantil

Publicado por Marruecos Hoy sábado, 27 de diciembre de 2008

El joven Abdelkebir el Bahi fue arrojado desde una azotea por la policía antidisturbios marroquí en mayo

Público.es


Los antidisturbios marroquíes, como los de esta foto de una manifestación en Rabat en julio, son conocidos por su brutalidad. - R. Marchante/reuters



En los despachos de la UE en los que en octubre se concedió a Marruecos un estatuto de asociación avanzado nadie conoce a Abdelkebir el Bahi. Tampoco nadie ha oído hablar de este estudiante de 21 años en las sedes del Gobierno español, que acaba de otorgar 520 millones de euros al régimen marroquí.

El mismo cuya política de represión ha postrado a Abdelkebir en una silla de ruedas: un antidisturbios le arrojó desde una azotea de la Universidad Caddi Ayyad de Marraquech en mayo. El joven se fracturó la columna vertebral: su pierna derecha quedó paralizada y la izquierda con la movilidad muy limitada.

Desde hace más de un año el pueblo marroquí se manifiesta ante la más absoluta indiferencia de Occidente. La respuesta de las autoridades de su país ha sido lanzar una represión casi siempre brutal en contra de quienes sólo pidenmejores condiciones de vida.

Por ejemplo, los estudiantes de la Universidad de Marraquech. En mayo, liderados por la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes, salieron a la calle para protestar por la mísera situación que padecen muchos de ellos y pedir un aumento de las becas al equivalente de 137 euros.

Abdelkebir, un alumno de tercero de Historia originario de Smara (Sáhara Occidental), estaba entre ellos. El 14 de mayo, miles de estudiantes de las Facultades de Derecho e Historia marcharon por el campus. Pero las temibles Compañías Móviles de Intervención (antidisturbios), no tardaron en hacer actode presencia.

"Cuando los vimos, nos refugiamos en el edificio B de la residencia", relata Abdelkebir a Público por teléfono desde un hospital de Marraquech. "Resistimos tres horas, algunos chicos lanzaron piedras y cócteles molotov, pero al final los policías entraron y empezaron a golpear a todos los estudiantes que encontraron".

"Varios compañeros y yo subimos a la azotea, pero un agente nos siguió", recuerda.

En la refriega, intentando esquivar los golpes, Abdelkebir cayó por encima del muro de la azotea, situada en el cuarto piso, al que consiguió agarrarse a duras penas.

Un diagnóstico infausto

"Durante un cuarto de hora estuve colgado allí sin lograr subir. Como el policía no me ayudaba, empecé a insultarle; entonces me pegó con la porra en los dedos hasta que me solté y caí al suelo. Este agente obedeció las órdenes que le estaba dando desde abajo un policía de la secreta (de paisano), que fue quien tomó la decisión", asegura el estudiante.

"El que dio la orden se llama Abdelhaq el Yacoubi, los estudiantes lo conocemos porque ha torturado a varios de nosotros antes", explica el joven, mientras su amigo Youssef, que también estuvo en las protestas, corrobora su relato.

Abdelkebir impactó contra una farola y después cayó a la acera. Se rompió la cuarta vértebra lumbar, varias costillas y sufrió una hemorragia interna. Ello no impidió que los policías siguieran golpeándole una vez en el suelo.

Dándole por muerto, lo dejaron allí inconsciente. Unos obreros lo encontraron horas después y lo llevaron al hospital. Cuando despertó, "lo primero que oyó" fue a Abdel-haq el Yacoubi que, a su lado, le espetó: "¿Pero tú no estabas muerto?".

La gravedad de sus heridas le salvó al menos de ser detenido como cientos de sus compañeros. Muchos fueron torturados y 18 de ellos, entre los que hay una chica, Zah-ra Boudkour, de 21 años, siguen en la cárcel.

Para Abdelkebir había comenzado un rosario de hospitalizaciones y varias operaciones, la última hace tres semanas. El diagnóstico fue infausto: paraplejia. Los médicos dijeron que no volvería a andar.

El tiempo ha matizado este pronóstico. El joven ha empezado a andar algo con muletas, pero su movilidad sigue seriamente reducida.

A sus siete meses de calvario, su expulsión de la universidad anulada "por la movilización" de sus compañeros y las secuelas, se une el saber que su agresor ha quedado impune. Este estudiante presentó una denuncia, pero la Fiscalía "ni siquiera ha investigado" se lamenta. Nadie ha sido acusado aún.

Sin medios para pagar la operación



Cuando Abdelkebir sufrió la fractura en la columna, los médicos se la estabilizaron con varios clavos. Uno de ellos no ha podido ser extraído y amenaza con romperse, lo que podría condenarle definitivamente a la silla de ruedas.

Sus médicos en Marruecos, dice, le han recomendado que viaje a Francia para hacerse esta operación, que ellos no pueden practicarle. Pero la familia del estudiante no tiene medios para pagarle el viaje y la intervención. Abdelkebir espera encontrar un benefactor o alguna ONG que pueda ayudarle.

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