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Gladys Martínez, Redacción Periódico Diagonal



PROHIBIDO ESCRIBIR. Lmrabet fue juzgado por sus opiniones y condenado a no ejercer el periodismo en Marruecos durante los próximos diez años. Hace unos días participó en Madrid en las I Jornadas Internacionales de Redes Radiofónicas Comunitarias. Dani Sánchez



Periodista y director de la revista satírica Demain Magazine desde 2001, Lmrabet fue acusado en 2003 de “ultraje al rey”, “atentado contra el régimen monárquico” y “atentado contra la integridad territorial” por haber publicado una información sobre la posible venta de un palacio real. Condenado a cuatro años de prisión, fue amnistiado por Mohammed VI tras siete meses de cárcel y dos huelgas de hambre. En abril de 2005, a punto de conseguir un nuevo permiso para publicar, ha vuelto a ser juzgado, esta vez por sus opiniones sobre el tema saharaui, y condenado a no ejercer como periodista en Marruecos durante diez años.


DIAGONAL: En los últimos años ha sido juzgado varias veces por delitos de opinión en Marruecos. ¿Cómo califica la situación de la prensa hoy por hoy en su país?

ALI LMRABET: En la Constitución y en los textos existe la libertad de expresión; pero cuando quieres hablar de tres temas esenciales en la política marroquí: la religión, la Monarquía y el tema de la integridad territorial que significa el Sahara, ya no tienes mucho espacio de libertad.

D.: ¿Hay algún espacio de lucha en defensa de la libertad de prensa? ¿A qué dificultades se enfrenta?

A.L.: Hay un sindicato nacional de los informadores en la prensa, pero está dirigido por un miembro del Partido Socialista Marroquí, está completamente supeditado a este partido, que tiene relaciones con el Régimen. Nunca he visto un sindicato de defensa de la libertad de expresión como éste, que ataca a los periodistas. Nuestro principal apoyo viene del extranjero, especialmente de Reporteros Sin Fronteras. Quienes defendemos la libertad de prensa tenemos dificultades. No nos dan publicidad. Te envían a Hacienda todas las semanas. Te persiguen, hacen escuchas ilegales; cuando estás de viaje entran en tu apartamento. Y, si no cedes, cuando no les gusta tu línea editora, primero te arruinan y luego te meten en la cárcel.

D.: En abril ha sido condenado a no ejercer el periodismo en su país durante 10 años. ¿Va a tomar alguna medida en contra de esta decisión?

A.L.: Dentro de unos meses vamos a intentar lanzar un blog, una web y una radio pirata. Los voy a lanzar desde el extranjero pero los voy a alimentar desde Marruecos. No hay que hacer una cosa de exiliados en Europa que hacen una web para Europa. Hay que estar ahí, en Marruecos. Hay muchas informaciones que nadie saca: las vamos a sacar nosotros. Va a ser difícil porque Marruecos tiene los métodos para callarnos. Tenemos la esperanza de que algún día nos dejarán utilizar nuestros propios medios y practicar la libertad de expresión.

D.: En 2003, durante el juicio por “ultraje al rey”, afirmó: “No soy masoquista. No voy a publicar algo sabiendo que me va a causar graves problemas”. ¿Era una forma de autodefensa o una confesión de autocensura?

A.L.: Autocensura, no. Si insultas, si difamas, van a condenarte y nadie te va a defender. Pero las leyes, la Constitución y los textos legislativos marroquíes reconocen la libertad de expresión. Yo utilizo esa libertad de expresión para hacer planteamientos sobre la Monarquía sin ser subversivo, sin hacer llamamientos para que caiga... Yo no llamo a la ruptura definitiva con la Monarquía, lo que buscamos es que suba a una atalaya y que se quede ahí. Yo juego con la hipocresía de los textos marroquíes, que dicen: “la libertad de opinión existe”; pues si existe, yo utilizo y aprovecho esa libertad.

D.: En la misma época declaró que no tiene nada contra el rey ni contra la Monarquía, de la que dijo que “está a un paso de la democracia”. ¿Ha cambiado de opinión?

A.L.: Sigo afirmándolo. Cuando explico la situación a políticos europeos o americanos, me dicen: “Es que Marruecos no es Siria, no es Arabia Saudita, sois más libres”. Yo les digo: “Es que siempre hemos sido más libres”. Marruecos no es un país soviético, no es un país cerrado, es un país que mira hacia la Unión Europea. Además de bereber y árabe, hablamos francés y español. Estamos mucho más abiertos al mundo occidental que otros Estados. El Régimen marroquí dice: “No estáis aún preparados para una democracia plena”. Yo pienso que sí estamos preparados para la democracia. No hay otro sistema, yo no conozco otro.

D.: El juicio por el que se le ha prohibido escribir tuvo lugar cuando estaba a punto de conseguir la autorización de publicar un nuevo periódico. ¿Cree que la condena respondía a la voluntad de hacerlo callar? A.L.: Sí, porque mis revistas vendían mucho. En un país que es analfabeto en casi un 65%, una revista que vende 55.000 ejemplares es mucho. Y es una revista político-satírica, no es El Jueves, si no nos fusilarían en dos días; es más estilo Le Canard Enchaîné francés, con información y mucho humor y muchas viñetas. Hay cosas que los regímenes autoritarios no aceptan: que te burles de ellos, o que una revista viva sin publicidad. Imagínate una revista sin publicidad: es una libertad total, pero al mismo tiempo hacía de nosotros gente muy peligrosa. Éramos independientes de todo.

D.: El motivo de esta última condena fue su declaración de que los saharauis de Tinduf no son “secuestrados”, como lo pretende Marruecos, sino personas “que no tienen ningún deseo de volver a Marruecos”. ¿Cuál es su visión sobre el tema saharaui?

A.L.: Yo soy sentimental y administrativamente marroquí, y me identifico con la mayoría de mi gente. Yo digo que el Sahara es marroquí, pero hay una población ahí que no quiere ser marroquí. Hay que escuchar a esta gente, y la mejor manera de oír su voz es saber si quieren ser marroquíes o saharauis o independientes o chinos o argelinos o mauritanos... La única solución es un referéndum de autodeterminación. A mí me gustaría muchísimo que los saharauis se definieran como marroquíes, pero si no quieren, yo soy un demócrata, no voy a matarlos, no voy a obligarlos.

D.: Estos días, centenares de inmigrantes tratan de cruzar la ‘frontera sur’ española, a lo que se oponen militarmente las autoridades de ambos países. ¿Qué opina de la cooperación España-Marruecos en esta materia?

A.L.: La colaboración es interesada. Marruecos, si le interesa, puede controlar sus fronteras con España. Cuando no le interesa, afloja ese control, y entonces vemos lo que pasa en la frontera. Eso no significa que no haya un problema de inmigración en Marruecos, que se está convirtiendo en un centro de detención enorme, pero Marruecos utiliza este drama para sus negociaciones con España y con la Unión Europea.

D.: Muchas voces acusan al Gobierno español de dejar de lado el tema de los derechos humanos para beneficiarse de la cooperación y los acuerdos económicos con Marruecos...

A.L.: En la reunión de alto nivel de Sevilla había una legión de hombres de negocios para beneficiarse de este entendimiento. El Gobierno español tiene miedo a Marruecos, porque Marruecos tiene la válvula de escape, y si no coopera en la lucha contra la inmigración ilegal, los incidentes de la frontera pueden multiplicarse. Es un medio de chantaje contra los españoles para que no protesten en el tema del Sahara. El Gobierno Zapatero, que dice que está por los derechos humanos, no alza la voz cuando los derechos fundamentales no son respetados.

D.: Según usted, ¿no hay responsabilidad del Gobierno español en el drama de la frontera?

A.L.: Lo que está haciendo el Gobierno español, eso de hacer un muro, a mí me parece inútil y un poco del Tercer Mundo. Si subiera un muro totalmente eficaz mucha gente lo entendería, pero aunque lo suba hasta cien metros... a la miseria nadie la para.

El caso de Taysir Alouny

D.: ¿Qué opina sobre el encarcelamiento del periodista de Al Yazira Taysir Alouny?

A.L.: Es una injusticia enorme. Yo no hablo de la justicia española cuando trata temas de aquí, pero los jueces no saben absolutamente nada del mundo árabe y musulmán. Haber escrito que Alouny tenía relaciones con gente que lo llevó a ver a Bin Laden me parece una tontería tremenda; los periodistas tienen muchas veces que tener relaciones con gente poco respetable para llegar a algo. Acusar a Alouny en EE UU, antes del 11-S, de haber llevado dinero a Afganistán porque él trabajaba allí... pues es que eso lo hemos hecho todos... Cuando nos encontramos entre nosotros, uno dice: “¿Me podrías llevar 2.000 euros a mi familia?”. Y esto lo hacemos todos, y no hace de mí un asesino ni un bandido. La condena es el fruto del desconocimiento del mundo árabe y musulmán de los jueces españoles. Yo no soy de esos que dicen que a los jueces españoles les han dictado los políticos. Pienso que la Justicia española tiene que aprender lo que es el mundo árabe. Estoy seguro de la inocencia de Taysir Alouny; no hay ni un solo elemento que lo implique con la gente de Bin Laden. Como fue el primer periodista que hizo una entrevista a Bin Laden, pues “ese tío es un tío peligroso”. ¿Lo habéis castigado por haber hecho una entrevista a Bin Laden?

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Monumento a la mujer en Marruecos